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domingo, 14 de diciembre de 2014

¿Por qué le llaman estrés cuando quieren decir aburrimiento?

La falta de motivación, que lleva a la inactividad, es tan negativa para el ser humano como el exceso de actividad.

“Vivimos esclavizados por el estrés”, asegura el doctor José Antonio López Rodríguez, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP). Este concepto de ingeniería, que no de la práctica médica, que significa que se está poniendo demasiada presión en un punto, “atenaza a la sociedad actual en sus múltiples vertientes”. 


No obstante: “Pensamos que el estrés solo tiene que ver con las prisas, el exceso de trabajo, las cargas familiares, etcétera, pero existen otras causas de estrés, por ejemplo, el que tiene que ver con la falta de motivaciones y que suele llevar a una inactividad tan nociva para el ser humano como el estrés por exceso de acción”, explica este experto. 

"El estrés produce una serie de síntomas que alteran los circuitos cerebrales y con ello se modifican los sistemas responsables del sueño, la ansiedad, etcétera. Pero hay otra cosa que puede modificar estos circuitos cerebrales: la falta de actividad, el no tener ningún estímulo, ninguna motivación y que llamamos comúnmente aburrimiento”, añade.

Según el experto, la falta de motivación desestructura el cerebro igual que el estrés, provocando los mismos síntomas: insomnio, irritabilidad, etcétera. 


lunes, 8 de diciembre de 2014

Doce hábitos de la gente extraordinariamente motivada

Ser humilde, tener perspectiva y rodearse de gente igualmente motivada son algunas de las claves

Lo cierto es que las personas más motivadas son las que más rápido y mejor consiguen sus logros y así tienden a estar más satisfechos con su vida profesional y también personal. A continuación se recogen doce hábitos imitables, algunos con más facilidad que otros, de las personas que están muy motivadas, recogidos por el autor del libro Management para Dummies, el norteamericano Peter Economy.

1. Están motivados internamente. Ese tipo de personas se guían por un deseo intrínseco de sacar lo mejor de uno mismo, que les impulsan a buscar los mejores resultados pero aprendiendo por el camino y arriesgando con nuevas posibilidades.
2. No pierden tiempo juzgando. Las personas motivadas observan los aciertos de los demás para imitarlos y los errores para no repetirlos, en lugar de limitarse a comentarlos, juzgarlos e incluso compararse. No pierden su tiempo con cotilleos ni personas cotillas.
3. Son humildes. No tienen problema en admitir que han cometido un error y pedir disculpas por ello, porque son conscientes de que errar es humano y que rectificar es de sabios. Del mismo modo, piden la opinión a los demás para mejorar su trabajo y redirigir el rumbo si es necesario.
4. Miran con perspectiva. Son capaces de tomar distancia de su trabajo y ver qué es lo que no funciona y que es lo que sí, en lugar de centrarse en las malas experiencias y dedicarse a dramatizar sobre ellas. 
5. Son auténticos. Parte de su motivación la basan en ser fieles a sí mismos. Son permeables a las opiniones de los demás siempre que sea para mejorar pero no les harán caso si no les convencen y menos aún para complacerles.
6. Salen de su zona de confort. Nunca eligen el camino fácil para conseguir lo que quieren, sino el más interesante. Eliminan las barreras y los límites que se les presuponen y confían en que sus habilidades les permitirán superar las adversidades. 
7. Siguen aprendiendo. Leen mucho y son brillantes observadores. Ambas cosas las hacen para seguir siendo más eficientes y aprender nuevas formas de lograr sus objetivos. Entienden que seguir aprendiendo es parte de su trabajo.
8. Saben lo que quieren. Tienen una visión clara de lo que quieren conseguir en la vida o como mínimo siguen un objetivo a largo plazo. A veces se les tacha de demasiado optimistas, pero creen que todo es posible y esa fuerza les ayuda a conseguirlo. 
9. Nunca se rinden. Cuando se tropiezan con una piedra, toman medidas para superarlo. Si vuelven a tropezar con la misma, mejoran ese plan. Pero en ningún caso, abandonan y se quedan en el suelo. Ni siquiera entra en su vocabulario.
10. No culpan a otros. Cuando fracasan, lo aceptan y se postulan a sí mismos como los únicos responsables de sus acciones fallidas, en lugar de buscar culpables y señalar a los demás.
11. Reservan tiempo en sí mismos. Saben que mantener la motivación en el terreno laboral requiere bienestar en el terreno personal. Por eso cuidan sus relaciones familiares y de amistad, hacen ejercicio y llevan una dieta equilibrada.
12. Se rodean de otros motivadores. Precisamente parte de su fuerza proviene de la voluntad de rodearse de otras personas con una actitud similar, que les den confianza, que les infunden positivismo, y que les ayuden a sacar lo mejor de ellos de manera incondicional.