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domingo, 26 de abril de 2015

10 Claves del Trabajo en Equipo

1. Construye confianza. La confianza es el elemento principal del trabajo en equipo. Impulsa un ambiente donde todos los participantes conozcan las habilidades de los demás, entiendan sus roles y sepan cómo ayudarse mutuamente.
2. Establece objetivos comunes. Para que tus empleados trabajen en equipo deben perseguir las mismas metas. Por ello, es importante que comuniques la misión de la empresa de manera uniforme y que definas cómo cada miembro y departamento puede contribuir a cumplirla.
3. Crea un sentido de pertenencia. Los seres humanos necesitamos sentirnos parte de algo; por eso, el factor más poderoso en la creación de equipos es el desarrollo de una identidad común. Define qué identifica a tus equipos, fija valores y haz que cada miembro esté consciente de su impacto en el equipo.
4. Involucra a tu gente en las decisionesNada afecta más un trabajo en equipo que el hecho de que las decisiones sean tomadas por un líder autócrata. Para evitarlo, impulsa la generación de ideas, abre tu mente y motiva a cada empleado a compartir su opinión. Si tienes esta retroalimentación, será más fácil implementar cualquier cambio o estrategia.
5. Haz que haya un entendimiento entre las partes. Es muy fácil criticar o subestimar el trabajo de los demás cuando uno no lo conoce o no lo ha ejecutado. Para crear empatía entre tus trabajadores, realiza ejercicios de rotación entre áreas. Así cada miembro sabrá en qué consiste la labor del otro y cómo puede contribuir a hacerlo mejor.
6. Motiva la responsabilidad y el compromiso mutuo. Cuando una persona es parte de un equipo, sabe que los logros o fracasos son responsabilidad de todos y cada uno de los miembros. No fomentes la mentalidad de “éste no es mi problema”; haz que los problemas y los aciertos sean compartidos.
7. Impulsa la comunicación. La única manera de que todos los miembros trabajen como una orquesta es que existan los canales de comunicación adecuados. Los verdaderos equipos se escuchan y retroalimentan. Están dispuestos a cambiar de opinión y a crear estrategias en conjunto.  
8. Aprovecha la diversidad. Un equipo de trabajo homogéneo puede operar con eficiencia pero sin mucha innovación. Al momento de crear tus equipos procura que haya personalidades e intereses distintos, pero que se compartan valores y un compromiso con la empresa.
9. Celebra los éxitos grupales. Aunque es importante también reconocer el trabajo individual, es clave que las recompensas se den por resultados en equipo. Cuando algo sale bien, reúne a todos los implicados y agradéceles su trabajo. Procura destacar el papel de cada uno, pero celebrar el resultado grupal.
10. Sé un líder. Todo equipo de trabajo necesita un líder que guíe y reúna los esfuerzos individuales. No te “laves las manos” y sé parte del equipo. Como líder tendrás que llegar a consensos y tomar decisiones, con base en las ideas y opiniones de tu equipo. 

lunes, 20 de abril de 2015

5 Pasiones de todo gran líder

1. Pasión por las personas
Todo líder tiene una pasión por los otros seres humanos y por verlos crecer y desarrollarse hasta alcanzar su máximo potencial. Todo gran líder tiene un amor genuino por los otros seres humanos y siente una gran satisfacción cuando influye en el éxito de otros.

El amor por las personas es algo que nace de una forma natural en muchos pero no en la mayoría. Para muchos líderes les es difícil colocar a las personas por encima de sus metas personales. Sin embargo, trabajan en hacerlo.
2. Pasíón por los resultados
Un gran líder no sólo ama a las personas, sino que ama a los resultados. Un buen líder comprende que si no da resultados con el tiempo perderá su liderazgo.
El liderazgo no se trata solamente de amar a las personas, sino de guiarlas y ayudarlas a llegar a un mejor lugar; lo que es igual a que den resultados positivos en su trabajo, proyecto o negocio.
Por eso los grandes líderes presionan, confrontan y retan a sus seguidores a llegar más alto de lo que ellos mismos imaginan. Los líderes aman pero no consienten. Por el contrario, porque aman, empujan y estiran a su equipo a su máximo potencial.
Los líderes odian fracasar y buscan el éxito. Por supuesto que aprenden de sus fracasos como la mejor escuela de la vida, pero rechazan permanecer ahí por mucho tiempo. Ellos tienen una pasión por el éxito y los resultados.
3. Pasión por el conocimiento
Todo gran líder que he conocido es curioso. Ellos buscan aprender más cada día. Por eso es que todo gran líder es un gran lector. Los líderes leen, leen y leen. Nunca se cansan de aprender.
4. Pasión por la comunicación efectiva 
Los grandes líderes son grandes comunicadores. Son personas apasionadas por darse entender y comunicarse correctamente. Ellos son estudiantes eternos de la ciencia y el arte de la comunicación. Constantemente estudian a otros líderes, cómo se comunican, cuál es su lenguaje no verbal, cómo manejan la dicción, el tono de la voz, cómo escriben, etc.
Si quieres ser un gran líder necesitas aprender a ser un gran comunicador.
5. En tu experiencia como líder ¿Cual es la quinta pasión de todo líder? Estaremos encantados de recibir vuestras aportaciones y compartirlas con todos nuestros seguidores.

domingo, 12 de abril de 2015

Claves para Optimizar el Tiempo de Trabajo

La capacidad de gestionar bien el tiempo es una habilidad que las empresas valoran cada vez más en sus trabajadores, ya que este factor mejora la productividad y la competitividad de la organización.

Un profesional polivalente que ejecute muchas tareas en poco tiempo siempre es rentable. Pero alcanzar ese nivel no es fácil. El primer paso para lograrlo consiste en reflexionar sobre cuál es nuestra misión en la empresa y qué objetivos debemos cumplir en ella.

El siguiente es analizar las tareas concretas que tendremos que llevar a cabo para lograr esos objetivos y decidir cuáles nos corresponde ejecutar directamente y cuáles podemos delegar o debemos traspasar a otros departamentos pues no son de nuestra competencia, aunque por algún motivo alguien nos las ha asignado.

'Retornar' trabajos es uno de los puntos más delicados, pero también uno de los más importantes si realmente queremos centrarnos en el core business de nuestra actividad.

Una vez delimitada ésta, convendrá que reflexionemos sobre el tiempo que requiere cada una de las tareas que hemos de ejecutar, y si la suma supera el total de horas de nuestra jornada estudiaremos la posibilidad de reducir el tiempo asignado a cada tarea mediante un nuevo sistema de trabajo.

En ocasiones, la pérdida de tiempo está causada por hábitos obsoletos que sin embargo seguimos utilizando pues hemos fijado en nuestra mente un patrón de trabajo muy rígido. Casi siempre es posible hacer una misma labor de otra forma y obtener un buen resultado o al menos un resultado aceptable.

Pero si realmente el volumen nos supera y no es posible realizar todo el trabajo ni con la mejor de las planificaciones convendrá que nos planteemos hablar con nuestros superiores y exponerles la situación.

Planificar con criterio


La agenda es una herramienta básica a la hora de organizar la jornada laboral, la semana e incluso la previsión de tareas a medio y largo plazo. La utilizaremos para anotar el listado de tareas diario ordenándolas de forma lógica. Primero las más urgentes, aunque sean las que menos nos gustan (eso no va a hacerlas desaparecer) y luego las menos relevantes.



Ahorraremos tiempo si agrupamos las tareas por afinidad y franja horaria. Las llamadas y visitas, mejor a primera hora, cuando el personal llega a las empresas. Si no es posible agrupar las tareas debemos ir revisando la agenda periódicamente para no dejar trabajos pendientes.


A cada tarea debemos asignarle un tiempo y ceñirnos a él en la medida de lo posible, si no corremos el peligro de caer en la Ley de Parkinson, que dice: Se tarda tanto en terminar un trabajo como tiempo se tenga para ello. Pero hay que ser flexibles, no podemos prever cómo irá el día: si surgirán imprevistos, si recibiremos muchas llamadas, si tendremos problemas informáticos, etc.

También hay que reservar momentos para descansar y otros para pensar, algo que no siempre hacemos, abrumados por el día a día. Pensar es indispensable para evaluar el trabajo realizado, planificar el que ha de venir, crear, innovar y, en definitiva, ser más eficientes.

Al final de la jornada destinaremos unos minutos a revisar qué tareas hemos completado y cuáles no y ajustaremos la agenda del día siguiente. Aplicar toda esta estrategia requiere tiempo, pues para cambiar un hábito se necesita constancia y voluntad.

El tipo de personalidad también influye en ello. Los profesionales controladores y paternalistas son los que lo tienen peor. Los primeros siempre salen tarde pues no se fían de su equipo y lo quieren revisar todo, y los segundos porque absorben más trabajo del que pueden realizar.

Ladrones de tiempo

Los ladrones de tiempo son esa suma de imprevistos que nos resta minutos e incluso horas de trabajo efectivo. Detectarlos nos ayudará a combatirlos. Estos son los más destacados:
·         Visitas inesperadas. Si las hace una persona con la que se tiene confianza se le puede emplazar a solucionar el tema a tratar en otro momento.
·         Reuniones. Hay que entrar en ellas con un orden del día y procurar ceñirse a él para evitar divagaciones que alarguen el encuentro innecesariamente. Si algunos de los temas no nos incumben podemos pedir permiso para salir de la reunión cuando se llegue a ellos.
·         Papeleo y lectura. Mejor redactar sólo lo imprescindible y tener preparado un mismo texto para contestar a peticiones similares. La lectura, sólo para los documentos necesarios y haciéndola con cierta rapidez.
·         Desorden. Si destinamos unos pocos minutos cada día a archivar nos evitaremos perder horas buscando un papel por la mesa. Cuesta, pero vale la pena.
·         Comunicación ineficaz. Si no transmitimos mensajes claros es muy posible que los demás realicen mal el trabajo y tengan que volver a repetirlo, lo cual supone una enorme pérdida de tiempo. Debemos comunicar con claridad y comprobar que la otra persona ha comprendido lo que intentamos transmitirle. De la misma forma, hay que escuchar con atención y preguntar si algo no nos queda claro.

·         Escasa disciplina personal. Es uno de los peores ladrones de tiempo y uno de los más difíciles de corregir. No hay recetas mágicas. La única forma de cambiar es con voluntad.



domingo, 5 de abril de 2015

5 Claves para superar situaciones incómodas en el trabajo que generan estrés

El trabajo es uno de los focos de estrés más habituales y una de las razones es que no contamos con las herramientas necesarias para lidiar y combatir las vicisitudes que se crean durante la jornada laboral.
Pedir un aumento de sueldo, cambios de última hora en la ejecución de un proyecto, explicar a un superior o cliente que el trabajo no estará disponible en el plazo previsto…Todas ellas son situaciones incómodas que tienen como denominador común el que se dan en nuestro lugar de trabajo. ¿Cómo podemos enfrentar y salir indemnes de todas ellas sin sufrir un pico de estrés? El coach Javier González ofrece cinco claves para superar situaciones incómodas en el trabajo que generan estrés:

  • Relativizar. Al estar dentro de una coyuntura de estrés perdemos las referencias objetivas y llegamos a creer que todo es más grave y más grande de lo que realmente es. Para un momento y trata de redactar un relato objetivo sobre lo que está ocurriendo. De esta forma lograrás darte cuenta de que en ocasiones el estrés distorsiona la percepción sobre lo que está ocurriendo.
  • Trata de fijar objetivos reales y no imposibles. La adecuación de objetivos consecuentes con las condiciones en las que trabajamos ayuda a que nuestro nivel de autoexigencia sea menos dañino y, por tanto, evitarás situaciones de estrés negativo e innecesario.
  • Cuando las situaciones de estrés impliquen a terceros ya sean superiores jerárquicos, compañeros o clientes la comunicación es el mejor vehículo para solventarlas. Sé claro, confía en tu valía como trabajador y, sobre todo, aporta potenciales soluciones para resolver el conflicto. Con independencia del resultado final saldrás reforzado por el hecho de haber afrontado la crisis y porque los demás percibirán que has actuado de forma diligente.
  • Es común que, conforme se aproxima la fecha límite para hacer entrega de un trabajo o se celebre una reunión, nuestro rendimiento se vea mermado y eso cause estrés y el estrés repercuta en el rendimiento. Para poder romper esta nociva dinámica has de cambiar el foco de tu atención. La actividad la eliges tú, desde hablar por teléfono a salir a dar un paseo corto, esos minutos de esparcimiento pueden suponer la válvula de escape perfecta para recuperar la productividad.
  • Por último, aunque resulten desagradables o provoquen temor, las situaciones incómodas – en cualquier ámbito de nuestra vida- nos obligan a salir de nuestra zona de confort y a buscar recursos para afrontarlas. Deja de observarlas como una oportunidad para el fracaso, sino como una oportunidad para el crecimiento personal, porque estas situaciones se convierten en una lección de vida.