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martes, 19 de enero de 2010

¿Qué haces con tu tiempo?

En estos tiempos que corren”, es curiosa esta frase que ya hace mucho que decimos casi sin pensar en ella.
Realmente da igual a qué se dedique usted, no importa si es funcionario o empresario, también da igual si es mujer u hombre, su color, su religión o su condición sexual, no importa nada si vive en Sevilla, Londres o en Los Ángeles y por supuesto da igual el dinero que tenga o su pasado, todo esto da igual,…usted tiene 24 horas al día cada día de su vida.
Fíjese un poco en su entorno familiar, laboral,…, y pregúntese a quién conoce que no le diga que no tiene tiempo para nada, observe bien si conoce alguien que no vaya corriendo siempre porque llega tarde, compruebe como va la gente por su ciudad. Nadie tiene tiempo, todos vamos muy deprisa, yo creo que si hiciéramos una encuesta con una sola pregunta: ¿Por qué corre usted tanto? La mayoría no sabría responder. Hemos entrado en una dinámica de vida que nos hace estar acelerados todo el día sin parar.
Siempre nos quejamos de no tener tiempo suficiente para estar con nuestra familia, o para terminar algo que comenzamos y dejamos por falta de tiempo. A nivel laboral es difícil encontrar alguien que no tenga algo sin terminara encima de la mesa por no encontrar cabida en su agenda. O no puede atender bien a sus clientes, empleados,… porque no tiene un hueco. Y si hablamos del tráfico pues ya perdimos toda la mañana.
Le suena algunas de estas frases: “No he tenido tiempo para llamarle”; “Si tuviera tiempo tendría mas clientes”; “Cuanto tenga tiempo iremos a visitar…”.
Aún peor, es si analizáramos en qué actividades,.. estamos utilizando nuestras 24 horas diarias. Nadie tiene tiempo, todos estamos corriendo siempre, pensamos que lo que estamos haciendo en ese momento es muy urgente e importante, por lo tanto no puedes parar.
Sin embargo todos tenemos tiempo para hablar del partido de fútbol de ayer, del programa de TV del corazón que vimos anoche, del peinado que trae hoy nuestra compañera, de lo serio que viene el jefe, de lo mal que esta hoy el trafico, de lo poco que venderé hoy con el tiempo que hace, de…, cuando hablamos de estos temas ya no tenemos tanta prisa.
Por todo ello, si examináramos fríamente en qué actividades estamos utilizando nuestros 1.440 minutos diarios seguro que conseguiríamos todos aprovechar mejor nuestras vidas, con todos los beneficios que ello conlleva.
Imagínese si que un día, un solo día, nos comprometemos a no hacer ninguna crítica, absolutamente ninguna, y no estoy diciendo que no salga por nuestra boca, sino… ni si quiera pensarla. No critique a sus compañeros su forma de vestir o de hablar, no critique a los políticos o a los clientes, olvídese de hacer ninguna crítica de la competencia,… Esta “regla” de no criticar también la podemos aplicar a nuestro entorno familiar.
Igualmente, nuestro compromiso de no hacer ninguna crítica, podríamos también comprometernos a no dejarnos influir por todo aquello que nosotros no podemos cambiar. Por ejemplo el tiempo. Cuando amanece con mal tiempo, comenzamos a quejarnos “hoy no vendo nada, con este tiempo”, o en pleno verano “como voy a vender algo con el calor que hace”, lógicamente si nosotros lo pensamos, pasará. No venderemos nada esos días. Imagínese cuánto tiempo ahorraríamos al día sencillamente no perdiéndolo en quejarnos del clima que hace, el mercado, la bolsa,…
Otra de las actividades que curiosamente, se supone, que nos ayuda a realizar nuestro trabajo mejor y más rápido son los e-mail y el teléfono móvil. Todo el mundo tiene ya una dirección electrónica y un teléfono móvil. Inclusive algunos reciben los e-mails en su móvil, para así ahorrar tiempo. Me gustaría que se hicieran dos preguntas muy sencillas ¿Cuánto tiempo pierde leyendo e-mails innecesarios? Y ¿Cuánto tiempo está al teléfono con conversaciones que no conducen a nada?
Estos son sólo algunos ejemplos de la cantidad de actividades que realizamos a lo largo del día, que lo único que hacen es robarnos nuestro tiempo y recuerda que el tiempo ya no vuelve. Si se fija bien son pequeños espacios de tiempo, pero que si lo sumamos son muchos minutos al día, muchas horas a la semana que hemos tirado a la basura.
Si realmente quiere usted aprovechar su tiempo sólo hay una única y a la vez sencilla solución, establezca sus propias metas concretas y cerciórese de que cada paso que da, de cada actividad que hace, de que cada pensamiento que tenga,… sea con una sola intención, acercarse un poco mas a dichas metas.
El metafísico y filósofo Meter Ouspensky, a la pregunta de uno de sus alumnos: “¿Cómo sé qué es lo acertado para mí? Le respondió “Si me dice cuál es su objetivo, le diré qué es lo acertado para usted”.
Para terminar me gustaría preguntarle: ¿lo que está haciendo usted ahora mismo, le acerca a sus metas? O ¿no tiene metas?.

 

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