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jueves, 6 de octubre de 2016

El contrato psicológico

¿Cuántas veces se rompe una relación laboral porque el colaborador o la empresa no están contentos el uno con el otro? ¿A qué se debe esto? A las expectativas que uno se había creado del otro, un contrato psicológico que está en el fondo de esa relación.


Y es que, aparte del contrato legal, redactado y plasmado en un documento, los psicólogos aseguran que en todo acuerdo laboral hay una parte implícita y recíproca entre la organización empresarial y el colaborador. De ahí que algunos despidos, abandonos, descontentos laborales o incluso huelgas no sean más que la expresión física de la ruptura de ese contrato psicológico.



Esto va más allá de los aspectos puramente económicos y condiciones legales de trabajo, el colaborador y la empresa poseen un conjunto de expectativas mutuas. Las organizaciones esperan de sus colaboradores que cuiden la calidad de su trabajo, que se comporten de forma honesta con las personas con las que tratan (para no dañar la imagen de la empresa) y que sean flexibles para adaptar su jornada laboral cuando sea necesario.



Por su parte, el colaborador pide justicia y equidad dentro de la empresa (en los procesos de selección, promoción y evaluación), que le retribuyan de forma adecuada a la realidad del mercado, que se le consulten aquellos aspectos que le afecten de algún modo y que le garanticen toda la seguridad posible en un momento de inestabilidad laboral.



Todas estas argumentaciones son sólo algunas de las que marcan las expectativas de ese contrato psicológico que, de verse cumplidas, provocan que el colaborador se implique más con su trabajo (superando la obligación derivada de un compromiso escrito) o la empresa le premie más.



No obstante, es tan dinámico que necesita de una renegociación constante en función de cómo evoluciona el entorno laboral. Los recursos humanos y los managers directos son una pieza que utilizan las organizaciones para favorecer el buen entendimiento de esa relación, sobre todo con el personal considerado clave.



En definitiva, el contrato psicológico es un modelo mental que condiciona poderosamente el devenir de la empresa en base a la mejor o peor relación que se produzca entre la fuerza de trabajo y la dirección.

Para lograr este compromiso, el primer paso es que la organización se comprometa con los colaboradores, por lo que apunta tres medidas básicas a adoptar por las empresas para mejorar la relación entre ambas partes: 

- Recompensa económica digna
- Un buen clima laboral que responda a los valores de la compañía
- Oportunidades de carrera y desarrollo profesional dentro de la misma compañía.

La práctica de estos principios se traducirá en un mejor ambiente de trabajo, recepción de más valor añadido por parte del equipo, menos rotaciones y más retención del talento dentro de la compañía, y más cohesión en la organización.

En esta línea, debemos tener siempre presente con nuestros equipos que los colaboradores comprometidos desarrollan aptitudes positivas y más predisposición a estar muchos años en la empresa; y mejorar el compromiso es sinónimo de mejorar los resultados. 

  
Marco Martín
 Consultor de Desarrollo Junior
RE/MAX España

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